El trekking es una modalidad de deporte que consiste básicamente en recorrer a pie paisajes abruptos. El vocablo trek es de origen sudafricano, y hace referencia a un viaje largo y complicado.
En los años ochenta, la palabra empezó a ser empleada por los
montañeros que viajaban al Himalaya para definir las rutas de aproximación a
las cimas que tenían por objetivo escalar; la ubicación de estas montañas, en
zonas muy alejadas de los núcleos de población, obligaban a los miembros de
la expedición a llevar consigo toda clase de utensilios para ser autosuficientes.
Es precisamente el aislamiento que sufren estos aventureros
y la necesidad de llevar consigo los útiles de la expedición lo que conforma
el espíritu del trekking. Así, muchos de estos senderos de aproximación que
hace unos años eran desconocidos y suponían un reto para el ser humano, hoy
son recorridos por montañeros cuya única finalidad es disfrutar del ejercicio
físico y de las vistas que se ofrecen. Por tanto, y en su sentido más estricto,
podemos definir trekking como la actividad de recorrer durante más de un día
una zona de montaña sin tener contacto directo con la civilización, y sobre
todo, hacerlo de forma autónoma.
Debido a este motivo, algunos expertos consideran el trekking
como un derivado del montañismo (el deporte de subir o escalar montañas), mientras
que otros la perciben como una actividad en sí misma. De hecho, la mayoría de
aficionados así lo aseguran; este deporte consiste en paseos, excursiones o
viajes a zonas naturales o montañosas de gran extensión, y a regiones donde
es difícil acceder a pie. Por ello, los recorridos suelen durar días o semanas,
y se requiere una preparación física especial, reuniones informativas sobre
el lugar a visitar, y planificación logística.
Los aficionados suelen ser gente muy comprometida con la actividad,
ya que requiere una gran concentración y esfuerzo físico y mental, también por
el carácter expedicionario que conlleva el trekking. Entre los itinerarios más
seguidos se encuentran los que cuentan con subidas a zonas montañosas, aunque
esto no es tampoco imprescindible; también suele haber cruce de ríos, actividades
de orientación y seguimiento de ruta. La actividad en sí termina cuando se completa
el recorrido estipulado. De aquí surge la mayor diferencia entre el trekking
y el ascensionismo o montañismo, que es en cuanto al objetivo.
En el trekking, la meta es llegar a una cumbre a través de
la elección de una ruta determinada, la cual es el medio para llegar a este
fin (con las dificultades que conlleva el ascenso y las demás características
anteriormente enunciadas). Por tanto, en el trekking el itinerario es el fin
en sí mismo, más allá de que el recorrido incluya el coronamiento de una cumbre
o no.
Estrictamente, el trekking sería pues la actividad que consiste
en caminar fuera de los senderos establecidos o los circuitos convencionales,
en pos de una aventura de supervivencia. Lo cierto es que supone una excelente
forma de vincularse con la naturaleza y disfrutar del paisaje con todos los
sentidos al mismo tiempo que se realiza un excelente ejercicio físico. Se puede
practicar con diferentes niveles de dificultad, desde lo más básico para principiantes
hasta largos recorridos por terrenos y distancias que exigen un cierto grado
de preparación, nociones de orientación, cartografía, alimentación especial
y manejo de equipos de montaña.