El turismo rural y el ecoturismo son dos términos que están muy relacionados, si bien no son exactamente lo mismo.
Nos referimos a turismo rural cuando hablamos de una clase
de viajes en las que el visitante se mueve por pueblos y rutas que ofrecen un
reencuentro con la naturaleza y con las tradiciones locales de la zona que visitan,
y al mismo tiempo, se consigue una recuperación económica y social del sitio
en cuestión. Al mismo tiempo, se aprecian niveles de sostenibilidad medioambiental
que se erigen también como uno de los principales atractivos de esta clase de
turismo.
En cuanto al término ecoturismo, denota una mayor interacción
del viajero con el medio, en el sentido de integración y respeto tanto por el
paisaje como por las personas y costumbres de la zona que se visita. En el ecoturismo
o turismo ecológico prima la preservación del medio, tanto natural como cultural,
por parte del viajero; ha crecido tanto en los últimos años que ya se le considera
un subsector dentro del turismo.
Cuando utilizamos el término turismo rural nos referimos a
que la cultura rural es un componente clave del producto que se ofrece; surge
como alternativa económica en zonas tradicionalmente deprimidas o que han ido
decayendo en cuanto a habitantes y visitantes, agrícolas, ganaderas o pesqueras.
Los habitantes de estas zonas aprovechan por tanto su entorno natural, dotándolo
de cierto valor añadido para que el visitante disfrute de un panorama auténtico
pero con todas las comodidades, integrando para ello las nuevas tecnologías.
El visitante se siente satisfecho con lo que encuentra, tanto
a nivel cultural como de servicios. Las casas rurales por ejemplo suelen conservar
los muebles antiguos, decoración autóctona y una serie de elementos que recuerdan
gratamente la sencillez y naturalidad del lugar, pero sin renunciar a la comodidad
y el buen gusto; de ahí que se integre una moderna tecnología, como por ejemplo
paneles de energía fotovoltaica para obtener calefacción y agua caliente de
forma limpia, dispensadotes automáticos de gel y champú o dispositivos de ahorro
de luz y agua.
En la gastronomía también se busca lo natural, recurriendo
a productos caseros como mermeladas, mantequillas, quesos, bollería y pastelería…
En el caso de los establecimientos de ecoturismo, siempre deben utilizarse productos
ecológicos tanto para jardines como para huertos, así como elementos biodegradables
para la limpieza.
En cuanto a las construcciones se respeta la arquitectura local,
así como el estilo en las rehabilitaciones, siempre utilizando materiales de
bioconstrucción y productos ecológicos certificados para el mantenimiento de
la casa (pinturas, barnices, etc.) También utiliza fuentes de energía alternativas,
como paneles fotovoltaicos para la obtención de agua caliente, calefacción y
aire acondicionado a través de la energía solar, así como la selección de residuos
para su reciclaje. A la hora de servir las comidas se da prioridad a los productos
de la zona, cultivados y criados bajo criterios naturales.
Las actividades turísticas se organizan en total armonía con
las costumbres, peculiaridades y tradiciones de la región receptora, respetando
tanto a sus habitantes como a su fauna y flora. Deben extraerse experiencias
positivas tanto para los anfitriones como para los visitantes, proporcionando
beneficios directos para la conservación de la zona a los primeros, y dotando
de una experiencia enriquecedora y saludable a los segundos.