Cuando nos decidimos a realizar un viaje, esto exige un grado de implicación y dedicación que variará según queramos hacerlo de forma más organizada (mediante agencia de viajes) o si queremos planificarlo nosotros mismos. Lo primero que hay que tener muy claro es el destino al cual se quiere viajar, ya sea país o zona geográfica, para lo cual se debe intentar recopilar el máximo de información. Hay que tener en cuenta las preferencias personales, recomendaciones y consejos que nos puedan trasmitir, sobre todo las personas que ya hayan viajado al susodicho destino.
El presupuesto del que dispongamos es probablemente uno de los principales elementos a considerar y que condicionan el viaje; podremos permitirnos destinos más lejanos o lujosos si tenemos bastante capital, pero si por el contrario no tenemos mucho dinero no por ello podemos dejar de viajar a sitios maravillosos. Sólo es cuestión de empezar a buscar con bastante antelación y fijarse en todas las ofertas para poder conseguir el tan ansiado chollo. También hay que tener en cuenta si se trata de un desplazamiento a corta o larga distancia, porque dependiendo de esto podremos anticipar más o menos la búsqueda (si el viaje es largo necesitaremos más días de vacaciones).
El propósito del viaje también determina muchas veces el destino; por ejemplo, si nos vamos de luna de miel siempre se suele elegir un lugar exótico y romántico, pero esto diferirá en cuanto a otros objetivos, como si es la aventura, naturaleza, historia, solidaridad, relax, etc. Tendremos que informarnos de la climatología del lugar, pues así podremos anticipar por ejemplo el vestuario que hemos de llevar, y evitar cualquier eventual problema climatológico (monzones, lluvias, nieve, huracanes). Es también importante conocer la situación política y sanitaria del país, recibir las adecuadas vacunas y conocer los derechos de los visitantes; esto es muy útil cuando se viaja a países con inestabilidad política, como los de África, Oriente Medio o Europa del Este.
En cuanto a las fuentes de información, podemos remitirnos a consejos de gente cercana, aunque lo más indicado es siempre recurrir a guías de viaje, porque contienen información verdaderamente útil para antes, durante y después del viaje. El contenido suele ser eminentemente práctico a nivel de hoteles, transportes, horarios, precios, trucos, etc. y está actualizado, es decir, cada año se editan nuevas guías, por lo que tendremos que tener cuidado al comprarla. Para cada destino hay guías de diferentes editores, nuestra elección dependerá por tanto de las preferencias personales; una recomendación es la famosa guía Lonely Planet, porque abarca todas las regiones del planeta, está debidamente actualizada y la información que contiene es siempre de gran ayuda.
Por último, si nos decantamos por Internet como fuente de información para el viaje, encontraremos infinidad de artículos y guías ya que es la mayor biblioteca del mundo. Hay que saber buscar las páginas más útiles, y son recomendables las de el departamento de turismo de la determinada localidad, las de blogs de viajeros, foros, viajes virtuales y consulados.